domingo, 16 de septiembre de 2007

Pepo el barrebaldosas

En mi primer semestre universitario me enfermé y caí en cama diez días. Eso me significó deber dos exámenes y que se me juntaran éstos con los dos siguientes. En seis días di Fundamentos filosóficos del derecho, Constitucional y Económico, cuando lo normal es dar uno por semana.
Me apagué y me eché a morir. Seguía media enferma y se me venía encima una semana asquerosa y demandante. Entonces, en un pasillo perdido de Casa Central me topé con Pedro Pablo Glatz. Me mostré quejosa por deporte, de víctima, para que me compadecieran un poco. No había terminado de lamentarme cuando mi compañero me interrumpe y me cuenta el cuento de “Pepo el barrebaldosas”.
Pepo era el barrendero de un condominio. Al caer la tarde, con sus párpados pesándole, un poco solo y un poco dormido Pepo barría. Sabía que a esa hora le sucederían otras horas. Sabía que a esa baldosa la sucederían miles de baldosas, las de hoy y las de mañana. Las del resto de sus días como barrendero de ese condominio. Pero Pepo no era nada de tonto. Nunca miraba el final de la cuadra, las baldosas restantes. Él sólo barría la baldosa que le tocaba. Las demás no existían. No todavía.
Inspirada por Pepo sólo estudié la prueba que me tocaba cada día. Las que vinieran las estudiaría cuando llegaran, si es que llegaban. Así salí brillantemente de una semana que se anunciaba imposiblemente oscura. Entonces entendí bien que sólo existe lo presente, y que lo que venga nos debe ocupar sólo en tanto tenga que ver con lo de ahora (v.gr. si tienen que dar una charla mañana la preparan hoy). Aunque el consejo lo apliqué particularmente para esa semana mala, se quedó conmigo y lo uso a diario. La opción contraria de programarse, calcular, pretender manejar los hilos de la propia vida es imposible y sencillamente estúpida. Contar la cantidad de baldosas restantes y el tiempo que me tomaría cada una es tiempo que perdí (y que no va a volver) barriendo la que me tocaba. Chutear lo que quiero o lo que debo hoy es abrirme a perderlo o no hacerlo nunca. No digo que haya que vivir sin proyección, sólo que vivir sólo de proyecciones es lo mismo que no vivir. Aplazar opciones, afectos, personas, ideales, viajes y demaces para mañana, dándolos por sentado, creyendo que siempre van a estar es soberbio y poco feliz.
Si tienes algo pendiente, algo que te faltó decir, un libro que quisiste leer y no leíste, debes unas disculpas o hay una película que te juraste ver, hoy es el día. Como decía Kipling, llena los sesenta segundos de cada minuto. Así, cuando estés en la recta final y éstos se te hayan acabado, podrás mirar atrás y sonreír satisfecho.

Sólo eso; aplíquense con la baldosa que les toca.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Augusta felicitaciones por las palabras, en verdad muy inspiradoras. Muchas veces nuestra vida es solo pensar en el futuro. Vivir de lo que vendrá, poner nuestra felicidad en cosas que no sabemos si van o no a pasar. Es acostarnos pensando en cuantas horas vamos a dormir, despertarnos pensando en que tenemos que bañarnos... y cuando nos bañamos en que tenemos que terminar rápido para ir a la universidad... y así se pasan las horas. Lo mismo con la vida; hoy el estudio para mañana tener trabajo, pero qué pasa con el estudio? tiene algún valor?
Creo que el tema es saber ser feliz aqui y ahora, entendiendo que tenemos miles de limitaciones y que hay muchas cosas que no entendemos. Es entender que en este mismo segundo que estoy escribiendo este comentario tengo que ser feliz y aprovecharlo como si fuese el último y el primero.
Pero en la práctica cuesta mucho y me confieso un pecador. Mi pecado es vivir en las cosas del futuro y olvidarme de que debo ser feliz en el presente ya que es ahí donde estoy viviendo.

Dejo también un regalo que una vez me hizo una amiga y que creo que puede ser un aporte. (Por lo menos a mi me ha servido)

No te salves - Mario Benedetti


No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino

y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

Francisca Vial dijo...

gracias "augusta" y a Pepo por la lección de vida que todos debieran saber.
lo peor es vivir pensando en la "baldosa de al lado" porque entonces no gozai en la que estas. De todo sale algo bueno, a veces algo malo.. pero siempre se aprende y por eso hay que aprovechar de sacarle el maximo jugo al momento (obviamente, sin olvidar el futuro o lo q viene pq entonces lo que hacemos ahora, sin un despues, no tiene sentido)
Besos grandes para la autora!

daniela dijo...

Así como me parece muy cierta y clara la enseñanza que nos das augusta, (si la quieres buscar, lee momo de michael ende) es increíble como en la práctica la claridad y certeza se me esfuman. Y es que es innegable como nos pasamos la vida preocupándonos de la baldosa siguiente, y del conjunto de baldosas que siguen, de la larga calle que queda por delante, del esfuerzo que nos queda por hacer.

De alguna u otra manera, nos las arreglamos para despreciar el presente a cambio de preocuparnos del futuro. Un futuro que no existe aún. Y no nos damos cuenta.
Y es tan triste, porque mientras estamos preocupándonos del mañana, se nos va el hoy. Y no nos damos cuenta.
Es como comerse la entrada pensando en el plato siguiente, comerse el plato de fondo pensando en el postre, y comerse el postre pensando en el café de después. Al final, no disfrutamos nada de lo que comimos. Y no nos damos cuenta!

Creo que el problema está en instrumentalizar el hoy, tomandolo como un medio para llegar al mañana que queremos. Quiero dedicar todo mi tiempo hoy a construir un mañana en el que al fin seré feliz. Pero instrumentalizando el hoy, instrumentalzamos nuestra vida.. y a nosotros mismos. Y tampoco nos damos cuenta.

Quizñas debiesemos temerle más a la muerte. No en un mal sentido, no quiero que me malentiendan. Siimplemente, darnos cuenta que siempre está la probabilidad de dejar de existir, hoy, mañana, en dos años o en diez. No lo sabemos. Y por lo mismo, no debiésemos arriesgarnos demasiado a desperdiciar momentos que pudiesen ser los ultimos. No enredarnos en el "para qué me ducho si después me voy a ensuciar" sino pensar en lo rico que se siente oler bien y estar limpio. Puede sonar burdo el ejemplo, pero no por eso menos cierto, ni menos aplicable a cosas de mayor magnitud.

Es importante darse cuenta de lo real del hoy, y lo irreal del mañana. El hoy existe, el mañana puede que no.

Hagamos lo que disfrutemos, disfrutemos lo que hagamos.
Sin darnos cuenta, así todo es más fácil. Si hay que estudiar, sacarle el jugo a lo que se está aprendiendo. Probablemente, así no tendremos que leerlo dos veces. Si carreteamos, disfrutarlo a concho, no borrarse para no acordarse que hiciste la noche anterior.

En fin,y retomando la linea del post original, darse cuenta que cada baldosa tiene su forma especial, sus detalles que las hacen únicas, y que hay que darse el tiempo para barrer cada una como si fuera la última. Porque podría serlo...y no podemos no darnos cuenta.

Anónimo dijo...

augusta tengo que decirte que es la primera vez que algo que leo en un blog me toca.
como hombre caigo en eso que tu llamas calcular, ser estructurado y por mucha razón que haya en lo que escribes no puedo evitarlo. sé q me pierdo un poco de lo q la vida me trae pq como no estab en mis planes me cuesta tomarlo, hacerle un hueco.. aunque sé q es peor dejarlo pasar.
Ah, le faltó a tu cuento una imagen simpática que subir, toy seguro que pepo el barreceramicas es un cuento infantil..

augusta dijo...

Daniela, gran aporte.. gracias por dejar redonda mi idea. Lo de la muerte es clave, como tú bien señalas. es loco porque asumimos que vamos a despertar mañana y con eso aplzamos todo, siendo que lo único que tenemos por cierto es que nos vamos a morir. Eso, que tenemos fecha de caducidad y que no se nos va a avisar. La muerte no es algo ajeno ni mucho menos contrario a la vida; es simplemente "la otra orilla del mismo río" (Tokio Blues).
Así que eso.. acuérdense del Profesor Keating, del Carpe Diem, de la urgencia de lo presente. Lo demás está de más. GOZEN MIERDA!! FELIZ DIECIOCHO!!!

ps. ojo con la chicha que es engañosa

Anónimo dijo...

.. Y TE SALVAS.
ENTONCES
NO TE QUEDES CONMIGO.

Daniel dijo...

Me gusto lo que dice Daniela sobre que rico es sentirse limpio luego de aprovechar la ducha diaria.

La gracia no esta en hacer lo que nos de la regalada gana utilizando la "libertad" (entendida como libertinaje) como el medio para la felicidad; mejor es tener conciencia de cada cosa que hacemos en el mismo momento esperando que contribuya a esa felicidad que acumulamos de a montoncitos.

Anónimo dijo...

que buena volver a leerte. una pena que te hayai vuelto exclusiva y no me mandis ya nada pero se entiende. muy tuyo lo q escribiste y por lo mismo muy bueno.. es de vdda.
nos vemos ahi,

j.

Anónimo dijo...

creo que el cuento se pasó, es cuatico, nose quien lo escribio ni quien lo posteó en el blog pero wena wena

Anónimo dijo...

Muy buenas palabras... llegué a este blog casi por casualidad y eran justo las palabras que necesitaba escuchar (leer) en este momento.

La historia de Bepo es sin duda sacada de uno libro de Michael Ende (autor de la "Historia Interminable") que se llama "Momo".

"Momo" es una alegoría sobre la sociedad moderna, como ésta funciona en base al consumismo y a una visión racionalizada del tiempo, en donde los hombres nos olvidamos de vivir esos pequeños momentos que aparentemente no tienen ningún valor económico, pero sin embargo son los que nos hacen humanos.

Si pueden léanlo! Es de los mejores que he leído en mi vida y se me había olvidado.